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Tuesday 15 de March de 2011, 17:39:52
INTENTO AL GRAN FACHA (3.005 M.)
Tipo de Entrada: RELATO | 3 Comentarios | 2158 visitas

Intento de subida al Gran Facha, montaña de 3.005 metros, saliendo desde el embalse de la Sarra y haciendo noche en el refugio de Respomuso. Las condiciones climatológicas con una nevada persistente, un viento a rachas fuerte, el aumento del riesgo de aludes y como propina una caída en un río helado en el que acabé todo empapado nos hizo dar media vuelta y desistir del intento cuando no llevábamos ni la mitad del recorrido hecho, otra vez será...

Al poder disponer de 2 días para organizar alguna salida invernal, es cuestión de aprovechar e ir un poco lejos, así que en esta ocasión el destino será el Pico del Gran Facha, de 3.005 metros, situado en el pirineo aragonés haciendo frontera con Francia. La idea es poder subirlo en 2 días haciendo noche en el refugio de Respomuso.

Nuevamente me acompañará Esteban “el Lute” en esta salida. La previsión del tiempo no acaba de ser ni mala ni buena, por lo que tendremos que arriesgarnos con este tema y esperar que haya suerte.

Salimos a las 7:30 de Mataró, la jornada de hoy consistirá en llegar hasta Sallent de Gállego con el coche y hacer el trayecto hasta el refugio andando. Nos esperan 400 kilómetros por delante, que vamos haciendo tranquilamente ya que tenemos todo el día por delante, a medio camino paramos a echar un café, igual que los coches repostan gasolina, nosotros repostamos café, aunque hoy en día con lo cara que está la gasolina creo que sale más barato el litro de café…

Sobre las 12:00 llegamos a Sallent, y ya desde allí cogemos un corto tramo de carretera para acercarnos hasta el embalse de La Sarra. El día de momento es espléndido, con mucho sol y sin nubes. Antes de salir aprovechamos para comer al lado del coche mientras cogemos los “trastos” y organizamos las mochilas. Tras haber llenado el estómago un poco comenzamos a caminar siguiendo la pista que discurre al lado del embalse. Al final del mismo nos encontramos un montón de tiendas de camuflaje allí montadas y muchos militares alrededor, parece ser que estaban de maniobras por la zona, si yo iba bien equipado con mi mochila ellos iban con sus metralletas, lanzacohetes, “cetmes” y todo tipo de armamento, todo eso me hizo recordar los 9 meses que tuve que chupar de mili hace ya varios años…

Tras cruzar un puente vemos las indicaciones hacia el refugio, donde también indica que es una ruta de alta montaña avisando de todos los peligros. La verdad es que la idea inicial que llevábamos era acceder al refugio pasando por el collado de los Musales, que es la ruta recomendada de acceso al refugio en invierno, ya que la ruta normal que sigue el GR11  pasa por zonas muy propensas a aludes y normalmente es la que se utiliza en verano cuando no hay riesgo de avalanchas, pero al llegar al embalse de La Sarra y ver que no hay demasiada nieve en las cumbres, optamos por esta opción, ya que es la más corta. Además, nada más comenzar nos cruzamos con unos valencianos que ya volvían que nos confirman que el camino hasta el refugio está muy aceptable y se pasa muy bien.

El camino inicialmente sigue un ancho sendero y gana altura de forma paulatina, la nieve ya cubre algunos tramos del camino pero se pasa sin ningún problema, los compañeros valencianos ya nos habían comentado que ellos el día anterior habían abierto una buena huella, lo cual era de agradecer ya que la nieve estaba bastante blanda. A medida que nos acercamos al bosque el grosor de la nieve se va haciendo más evidente, durante el camino encontraremos varias señales que nos advierten del peligro de avalanchas que hay en la zona, y aunque desde el camino no dé la sensación de ser una zona peligrosa, quien sabe si 1.000 metros más arriba se está gestando algún alud que acabará llegando hasta abajo…

Durante el camino encontraremos un desvío señalizado que nos llevaría hasta el pico Arriel, pero nosotros hemos de continuar por el GR11 hacia Respomuso. Tras este desvío el rio se encajona, y el camino que pasa justo al lado pero bastantes metros por arriba se pone algo delicado ya que al tapar la nieve el camino tenemos que ir con cuidado de no tropezar ni resbalar, cualquier percance en este tramo tendría fatales consecuencias. Más adelante la nieve ya lo cubre todo y no hay rastro visible del camino, por lo que decidimos seguir la huella abierta, que en teoría va siguiendo el camino bueno que se supone que hay por debajo del manto de nieve.

Al llegar a la zona del Llano Cheto es donde podemos apreciar la fuerza de las avalanchas, todos los árboles de esta zona están partidos o bien tumbados hacia abajo, todos en la misma dirección, y aunque se ve que no es reciente, nos cuesta hacernos una idea de la fuerza con la que tuvo que bajar la avalancha para provocar este paisaje de naturaleza muerta. El sol la verdad es que hoy está apretando fuerte y hace que sudemos la gota gorda, no contábamos con tener una temperatura tan buena. Tras seguir ganando altura poco a poco, por fin conseguimos ya divisar a lo lejos la presa del embalse de Respomuso, sabemos que el refugio queda al otro extremo, vamos bien de tiempo.

Ya comienzan a asomar también las cimas características de esta zona, si no fuera porque son montañas uno podría pensar que está en Egipto viendo tantas formas piramidales, viéndolas desde lejos parecen triángulos perfectos, me hacían recordar el reportaje que estuve viendo del K2 en el Himalaya, sólo que aquí a escala mucho más reducida lógicamente.

Al llegar a la altura de la presa por fin conseguimos ver ya al fondo el refugio de Respomuso, y aunque aquí el grosor de la nieve hace que nos hundamos bastante, para lo que falta decidimos continuar sin ponernos las raquetas. Antes de llegar al refugio vemos un cartel que nos indica el desvío hasta el Balaitús y el Frondiellas, que quedan hacia el Norte aunque no son visibles desde aquí.

Cuando por fin llegamos al refugio, el guarda nos comentó que no esperaba a nadie, pero tras enseñarle la reserva que había hecho por internet nos comentó que nadie le había comunicado dicha reserva. En días posteriores desde la FAM tuvieron la amabilidad de ponerse en contacto conmigo para indicar que hubo un fallo técnico puntual al formalizar la reserva. De todas formas estábamos solos en el refugio, todo un lujo. Tras tomar nuestros datos nos dio la llave de las taquillas y de la habitación, eran ya las 5 de la tarde y teníamos que hacer tiempo hasta la hora de la cena.

El problema era que como no nos esperaban, el guarda nos dijo que no tenía nada de comida preparada, ya que habíamos optado también por la cena y el desayuno, así que nos dijo “ya nos apañaremos como sea, ya os daremos algo de los nuestro”, la comida allí la tienen congelada y lógicamente si nadie les avisa pues no da tiempo a preparar nada. Tras cambiarnos de ropa y guardar las cosas en la taquilla, estuvimos charlando un rato y planificando le ruta para el día siguiente. Según nos comentó el guarda, la previsión de tiempo para mañana era mala, también nos dijo que en esas fechas casi nadie iba por allí, que preferían esperar a Junio más o menos para comenzar a subir cimas o hacer travesías, ya que es una zona con mucha innivación y se forman grosores importantes.

A las 19:30 nos pusieron la cena, que consistía en una sopa jardinera, albóndigas con lomo y yogurt de postre. Tanto Esteban como yo que somos personas acostumbradas a comer bastante, aquello nos supo a poco y nos quedamos con hambre, hubiera estado bien poder repetir pero en esos sitios no se puede pedir demasiado. Eso sin contar el elevado precio de las comidas, tanto de la cena como del desayuno, la verdad es que lo hicimos así para no cargar más peso en la mochila con la comida.

Tras la cena nos subimos a la habitación, donde debido al frío que hacía incluso en el interior, y como teníamos toda la habitación para nosotros solos, nos apoderamos de todas las mantas que había en todas las literas para echarlas por encima, echamos tantas que hasta costaba darse media vuelta en la litera del peso que tenían. Tras hablar un rato como siempre de nuestras tonterías nos pusimos a dormir, bueno mejor dicho a intentarlo, no estoy acostumbrado a irme a dormir tan pronto, pero al día siguiente tocaba madrugar y había que descansar todo lo que pudiéramos,

Aunque habíamos dicho de levantarnos a las 5, cuando eran las 4:30 el “colega” ya se puso en pie y me tocó diana, menudo palo salir del saco a esas horas, una de las cosas que peor llevo cuando vamos a la montaña son los madrugones, me cuesta mucho despertarme del todo, hasta que no ha pasado un buen rato no abro los ojos del todo. Bajamos al comedor del refugio, donde el guarda nos había dicho que nos dejaría el desayuno preparado. Lo malo es que tuvimos que desayunar a oscuras, las luces estaban todas apagadas y no había manera de encenderlas con los interruptores, así que tuvimos que ponernos los frontales para comer. Si la cena había sido escasa, el desayuno no lo era menos, no es que esperara unos huevos fritos con beicon o algo así, pero creo que se podían haber estirado un poco más para lo que valía, y aunque le dijimos que queríamos café, nos encontramos solamente un sobre de Nescafé para cada uno, si con ese desayuno teníamos que estar pateando un día entero entonces no creo que llegáramos muy lejos…

Tras desayunar nos fuimos a las taquillas a sacar todos los bártulos, y tras prepararnos con todo el equipo salimos fuera del refugio. Efectivamente el tiempo era malo, había estado nevando toda la noche y lo seguía haciendo, por lo que se había borrado la huella que los valencianos habían abierto hasta el Ibón de Campoplano, donde tuvieron que darse media vuelta ya que según dijeron hasta yendo con raquetas se hundían hasta las rodillas.

Con los frontales y en plena noche, en medio de la nevada comenzamos a caminar, primeramente decidimos ponernos las raquetas ya que nos hundíamos muchísimo, lo malo es que habían algunos tramos donde debíamos flanquear la ladera y no iban nada bien, así que decidimos ponernos los crampones, que aunque daban más agarre y seguridad, también hacían que nos hundiéramos irremediablemente en medio de tanta nieve. Habíamos salido sobre las 6 de la mañana, el día ya comenzaba a clarear y nos dábamos cuenta que apenas habíamos avanzado, el refugio seguía estando muy cerca.

Con las primeras luces pudimos ver que el camino quedaba más hacia nuestra derecha y debíamos perder algo de altura, ya que debíamos llegar hasta Campoplano para rodear el embalse por su parte derecha en el sentido de la marcha, así que optamos por bajar hasta el fondo del valle para asegurarnos de tomar la ruta correcta. Al bajar por pendientes con bastante desnivel no iban bien ni las raquetas, ya que no agarraban lo suficiente, ni los crampones, ya que nos hundíamos hasta las trancas, lo malo es que ni rodando habríamos llegado abajo, la nieve estaban tan blanda que si nos sentábamos en ella prácticamente nos engullía, no tenía nada de consistencia.

Por fin llegamos al fondo del valle. Y aunque había parado de nevar un poco, ahora el siguiente problema era el viento, que comenzaba a soplar bastante fuerte. Al fondo podíamos divisar el collado de la Facha con el pico hacia la derecha, siguiendo la cresta. A estas alturas ya estábamos comenzando a dudar de si conseguiríamos llegar por lo menos al collado, las cosas se estaban poniendo difíciles entre la nevada y el viento.

Para colmo, las raquetas se me salían en todo momento, como la puntera de mis botas era excesivamente alta, no encajaba bien en la parte delantera y se me enganchaban continuamente, haciendo que tuviera que parar muchas veces para ponerla bien, y eso que procuraba ir despacio, pero ni aún así, estaba perdiendo mucho tiempo con esa tontería de ir ajustando las raquetas a cada momento.

Tras ver todo lo que habíamos recorrido desde el refugio y el tiempo que habíamos empleado en ello, nos dimos cuenta que hoy también iba a ser uno de esos días en los que hubiera sido mejor no haber salido, estaba claro que no íbamos a llegar muy lejos con esas condiciones, y a pesar del madrugón que nos habíamos metido, nuestro ritmo era tan lento que enseguida vimos que no podríamos conseguirlo. Además, no se trataba solo de subir y bajar el Gran Facha, sino luego también volver hasta el coche desde el refugio también (aunque nos podíamos quedar un día más en el refugio  eso no entraba en nuestros planes).

Así que con este panorama tuvimos que tomar la siempre dolorosa decisión de abandonar el objetivo e intentarlo otro día, nuevamente la montaña nos había echado para atrás nuestros planes, que le vamos a hacer. Ya que estábamos cerca del Ibón de Campoplano, decidimos por lo menos acercarnos hasta él, pero al llegar a la presa vimos que de haber continuado el camino se volvía muy difícil, a ambos lados del embalse se habían formado paredes casi verticales de nieve helada y solo quedaba la opción de atravesar el embalse por encima de él, lo cual no hacía mucha gracia, pero rodearlo suponía atravesar pendientes muy expuestas e inclinadas tal y como se habían formado alrededor del embalse, como si fueran cornisas.

Pero por lo menos queríamos asomarnos al lago desde encima de la presa para verlo, y aunque estaba a pocos metros, no sabíamos por donde tirar, vi que por la parte donde desagua el embalse se podía quizás cruzar al otro lado y para allá fui… a cometer un gran error!!! Había una placa de hielo por encima del rio “parece resistente”, pensé, comencé a cruzarla con las raquetas puestas, y efectivamente aguantaba bien mi peso, pero cuando me faltaban solo 2 pasos para acabar de cruzar… creeeeecccccc!!! Vi como delante mia se comenzaba a resquebrajar el hielo, igual que sale en los dibujos animados de la tele donde se ve como poco a poco se agrieta el hielo, solo tuve tiempo de pensar “o salto o me hundo”, pero justo cuando quise saltar, precisamente al darme impulso acabé por hundir la placa de hielo, y como no, de hundirme yo también en el helado rio, aunque no tenía pinta de cubrir mucho la verdad es que me hundí hasta más arriba de las rodillas, con raquetas y todo. La sensación de caerte en un rio congelado no se puede describir con palabras, lo primero que me vino a la cabeza fue pensar “la he cagado” para a continuación salir a toda leche de allí. Creo que todavía se debe escuchar  por allí el eco de las risotadas que se pegó Esteban al verme caer al rio.

Si la excursión se había vuelto difícil por la nevada y el viento, esto ya fue lo que me hizo desistir totalmente. Ahora el problema era que el refugio estaba a más de una hora de aquí, tenía todas las botas llenas de agua, los calcetines y los pantalones empapados, y para volver tenía que seguir hundiéndome en la nieve, la cosa no pintaba nada bien que digamos. En pocos minutos ya no sentía los dedos de los pies, sabía que me tenía que estar moviendo continuamente para generar calor, si me paraba era mucho peor. Esteban me comentó que llevaba puesto doble calcetín y que me podía dejar un par de los que tenía puestos, no me lo pensé dos veces y le dije que sí. Cualquiera que hubiera visto a dos tios con los pies desnudos en medio de la nieve hubiera flipado, pero claro, tuvimos que quitarnos los crampones, botas, polainas… por lo menos durante unos pocos minutos algo hizo, el tiempo que tardaron esos calcetines en empaparse de nuevo ya que al estar todo el interior de la bota mojada absorbieron mucha agua.

Ahora mi prioridad era llegar al refugio y poder cambiarme de ropa, pero la vuelta se me hacía eterna, las raquetas se me seguían saliendo e incluso al final se me acabaron desmontando y tuve que hacer una pequeña reparación de emergencia, me comenzaba a desesperar viendo lo lento que iba, pero es que si me quitaba las raquetas me hundía hasta la cintura, hubiera dado cualquier cosa en ese momento por llegar al refugio, intentaba ir moviendo los dedos del pie dentro de la bota, lo malo es que tendría que estar así el resto del día hasta llegar al coche donde me podría cambiar de calzado.

Veíamos el refugio ya bastante cerca pero para llegar hasta él teníamos que dar rodeos, habíamos querido bajar por el fondo del valle y nos habíamos vuelto a desviar más de la cuenta, e incluso a veces teníamos que acabar pasando por sitios que  no nos hacían ninguna gracia porque eran bastante expuestos a una posible caída. La nevada se había vuelto a intensificar un poco y el avance resultaba penoso.

Pero por fin conseguimos llegar al refugio, donde me quité las botas y me puso las chancletas que tienen esperando allí a ver si así se secaban un poco. Aprovechamos para comer algo de la comida nuestra que llevábamos, tras comentar con el guarda que el camino había estado muy difícil, con mucha nieve, pero teníamos claro que por lo menos teníamos que intentarlo, aunque no hubiéramos llegado muy lejos y lo único que conseguimos fue un buen remojón por mi parte en agua helada.

Afuera seguía nevando sin parar. Ahora lo que más me preocupaba era el camino de vuelta, el tener que pasar por zonas avalanchosas ya que las laderas de la montaña se habían cargado mucho de nieve y se comenzaba a poner peligrosa. Para no perder más tiempo, preparamos de nuevo las mochilas y tras despedirnos del guarda (que se llama Ursi) emprendemos de nuevo la bajada, aunque el primer tramo nada más salir del refugio es de subida hasta la ermita de la Virgen de las Nieves que hay al lado de la presa, el tiempo no tenía pinta de mejorar y nos teníamos que dar prisa, a pesar de que nuestro avance era lento por la gran cantidad de nieve que había, encima ese día físicamente yo no me notaba demasiado bien y me sentía muy cansado, pero había que llegar abajo como fuera.

Entre la nieve y la ventisca habían hecho que la huella del día anterior prácticamente se hubiera borrado, a ratos podíamos intuir por donde iba la traza, y aunque el camino es más o menos evidente, a veces atravesaba zonas de arbustos y árboles que te hacían perder el camino correcto, no queríamos subir ni bajar más de la cuenta. Me seguía preocupando como se estaba poniendo la montaña y no me hacía ninguna gracia estar en esa zona. De hecho cuando volví a casa vi que para ese día que estábamos bajando por el GR11 habían subido a nivel 4 el riesgo de aludes en esa zona, menos mal que en ese momento yo no lo sabía…

La bajada se hizo larga, muy larga, eterna diría yo, tenía unas ganas enormes de llegar al coche tanto por la preocupación del riesgo de aludes como por ir todavía medio empapado por lo del rio. Pero finalmente por fin conseguimos llegar de nuevo a La Sarra, mi coche se había quedado completamente solo, ahora mi preocupación pasó a ser si sería capaz de sacarlo de allí, no llevaba cadenas y había un buen grosor de nieve en la pista. Decidimos meternos en el coche todo llenos de nieve y cambiarnos de ropa en el pueblo cuando llegásemos, quería ponerme a salvo antes que el grosor fuera a más, por suerte pude llegar hasta Sallent donde paramos a cambiarnos de ropa (todo un alivio tal y como había ido el día).

Y cuando tienes un día nefasto, está claro que Murphy existe… cuando pensábamos que ya había pasado todo y podíamos volver a casa tranquilamente, un cúmulo de circunstancias hizo que el viaje de vuelta fuera toda una odisea: no podía salir de Sallent porque el coche me patinaba en la pendiente que hay para salir del pueblo, hasta que no pasó la quitanieves no pude salir, por lo menos estuve media hora intentándolo, dejando el coche cruzado en un par de ocasiones en medio de la calle. Ya se nos había hecho de noche, al llegar a la carretera nacional, todo el rato a 30 por hora porque aquello era una pista de patinaje, seguía nevando sin parar, en un momento dado el coche se me fue a la cuneta, lo que costó sacarlo de allí… al llegar a Sabiñánigo dicen que el puerto de Monrepós solo es transitable con cadenas, así que me desvié hacia Jaca alejándome más aún para coger una carretera de mala muerte, solitaria y llena de curvas durante 90 kilómetros hasta Huesca, estuve a punto de quedarme tirado sin gasolina (todas las gasolineras que encontraba habían cerrado a las 22:00, yo flipaba), por fin en Barbastro con la aguja ya por debajo de cero encontré una que iba con tarjeta de crédito, y el resto del camino lloviendo hasta casa, para que no pudiera ir rápido… en resumen, tardé 8 horas y media para hacer los 400 kilómetros de la vuelta!!!

Y es que como dice Murphy, si algo te sale mal… siempre puede salir peor!!!

 

 

  



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3 Comentarios
Enviado por Gerardo el Thursday 17 de March de 2011

“¿Esto ha sido este finde, no? Pero hombre, la méteo prevista era un asco, al menos la que vi yo..... para mí que os habéis metido en un berenjenal anunciado.... bueno, de todo se aprende..... tampoco hubiera salido del refu para arriba después de estar nevando toda la noche y seguir haciéndolo al amanecer...... bueno, chico, me alegro de que todo acabara bien. Un abrazo para ti y para El Lute.”
Enviado por Hacha el Thursday 17 de March de 2011

“Hola Gerardo

No, la salida la hicimos a finales de Febrero aunque no he podido ponerlo hasta ahora, para aquel día la previsión del tiempo no era del todo buena ni mala así que decidimos ir, una vez en el refugio decidimos por lo menos intentarlo pero al poco tiempo ya vimos que no llegaríamos muy lejos...
Como bien dices, ahora miramos mucho más la meteo antes de salir y si no lo vemos nada claro, pues en casa se está mejor :-)
De hecho este próximo finde queríamos salir pero viendo el riesgo de aludes, habrá que posponerlo
Igualmente agradezco tu comentario, un abrazo para ti también!”
Enviado por Fran el Sunday 20 de March de 2011

“Genial relato, parece una novela. Útil, ameno, divertido. Enhorabuena. Me he enganchado leyendo varios de tus relatos. Me gustaría iniciarme en el senderismo, pero me falta un compi.
Saludos!!!!”


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