Como esta etapa será más corta que la de la guía oficial (que iría desde El Cortalet a L’Escala) y el autobús de vuelta no sale hasta las 19:00 nos lo vamos a tomar con mucha calma, más como un paseo que como una excursión ya que en total serán unos 13 kilómetros en vez de los 21 que habrían desde el Cortalet. El pequeño problema que tendremos es que en estas fechas sobre las 6 de la tarde ya está todo muy oscuro y nos tocará tener que estar esperando hasta la hora de salida del autobús.

Al igual que en las anteriores etapas me vuelve a acompañar Marta, quien poco a poco le está cogiendo el gustillo a esto de hacer etapas del GR92. Dejamos el coche al lado de la parada de autobús de Sant Pere Pescador y nos dirigimos a la salida de población cruzando el puente que pasa el río Fluvià, el cual en este tramo tiene tan poco desnivel que da la impresión de que el agua no se mueve, este tramo es navegable y de vez en cuando se ve alguna embarcación de recreo navegando o a alguien con piragüa o kayak remando.

Nada más cruzar el puente giramos a la derecha y nos acercamos hacia la orilla del rio después de caminar unos pocos cientos de metros al lado de una pequeña urbanización de casas. Como hemos salido tan tarde y ya son las 2 de la tarde aprovechamos para sentarnos al lado del río y comer un poco, disfrutando del magnífico día que hoy tenemos, parece mentira que con la temperatura que hace nadie diría que estamos a finales de Noviembre, hasta ahora hemos teniendo suerte en las etapas que hemos hecho ya que el tiempo siempre nos ha acompañado, cambia mucho caminar y disfrutar en un día soleado que hacerlo bajo una lluvia persistente y con todo embarrado.

Tras acabar de comer entramos en el parque forestal del rio, que no es nada más que una ancha pista de tierra delimitada en su entrada y en su salida por dos pilares, la verdad es que si no fuera por una pequeña placa que hay a la entrada nadie diría que aquello se puede considerar un parque. Al finalizar este trozo giramos hacia la izquierda y nos dirigimos hacia el pueblo de  L’Armentera. Encontramos en este tramo largas hileras de manzanos, algunas larguísimas, parece como si todas las manzanas que se venden salieran de aquí, hay muchísimas, algunas se vez caídas en el suelo pero no presentan muy buen aspecto.

Llegamos enseguida a L’Armentera, el camino debe pasar alejado del centro urbano ya que pasamos por unas calles que quedan en la periferia del pueblo y salimos por el otro extremo. El camino en todo momento es completamente llano por lo que solamente podemos tener vistas extensas cuando salimos a algún espacio más abierto. Tras salir del pueblo el camino va ahora por asfalto durante un buen rato, y tras girar hacia la derecha más adelante acaba este tramo asfaltado y se convierte nuevamente en pista de tierra. En cada cruce hay palos indicadores que nos indican la dirección a seguir, por lo que difícilmente hay posibilidad de perdernos.

A partir de este momento comenzará lo que yo creo que ha sido el peor tramo de todas las etapas que llevamos desde que salimos de Portbou, y no porque se encuentre en mal estado o mal señalizado, sino porque discurre por una pista de tierra durante aproximadamente 45 minutos de una forma bastante monótona, en todo momento rodeados de campos de cultivo y sin ninguna referencia en el camino, no hay casas, no hay edificios, no hay nada… solo pista y más pista, solamente hacia el final ya comenzamos a ver hacia la izquierda la población de Sant Martí de Empúries. Caminar este trozo en pleno verano con un sol de justicia creo que debe ser inaguantable ya que las sombras son muy escasas, de vez en cuando hay algún árbol al lado del camino.

Tras llegar al final de esta pista interminable llegamos a un pequeño núcleo de masias llamado Cinclaus, donde está la pequeña ermita de Santa Reparada que encontramos cerrada. Vemos diversos carteles explicativos de la zona y la historia de este enclave. En este punto coinciden los GR92 y GR1, éste último sale de Sant Martí d’Empúries, por lo que hasta llegar a esta población ambos GR siguen por el mismo camino. En Cinclaus es donde se desvían cada uno por su recorrido.

Tras salir de Cinclaus el camino sigue un pequeño tramo asfaltado pero al cabo de un par de minutos sigue por una pista de tierra que se desvía a la izquierda. Nos extraña no ver ninguna señal en este cruce ya que el camino asfaltado sigue hacia la derecha. Por lógica debería ser hacia la izquierda en dirección al pueblo pero durante un momento dudamos. Mirando más a fondo encontramos finalmente el poste indicativo, pero no está donde debía estar sino tirado en la cuneta y medio tapado por los arbustos, parece que alguien lo ha arrancado y lo ha dejado allí, ya nos extrañaba no encontrar ninguna señal en ese cruce.

Tras seguir unos metros por esta pista de tierra acabamos llegando a la carretera que va de L’Escala a Sant Pere Pescador. Se acabó la tranquilidad, aquí el tráfico de vehículos ya es considerable y todo el silencio que habíamos tenido hasta ahora aquí desaparece. Seguimos la carretera por la acera hacia la izquierda hasta llegar a la entrada del pueblo de Sant Martí d’Empúries. La visita a este pueblo es más que recomendable, está totalmente cerrado al tráfico y todavía guarda parte de su encanto si bien el turismo también está muy presente. Tras cruzar el pueblo volvemos de nuevo a la playa, la cual habíamos dejado en Rosas kilómetros atrás para ir por el interior y ahora de nuevo volvemos a la línea de la costa.

Al fondo ya podemos ver el pueblo de L’Escala, nuestro destino final en la etapa de hoy. El camino ahora va siguiendo el paseo marítimo, siempre al lado de la playa, aquí volvemos a encontrar muchísima gente que está dando paseos por esta zona. Al cabo de unos minutos pasamos justo al lado de las ruinas romanas de Empúries, las cuales recuerdo haber visitado cuando me era más pequeño y me llevaron con el cole.

Más adelante llegamos a la playa de Muscleres, donde es curioso encontrar un trozo de muralla adentrado en el agua al final de un istmo de tierra que hay. En este punto llegó la antorcha olímpica cuando se celebraron las olimpiadas de Barcelona 92. En entorno vuelve a ser el característico de la Costa Brava con unas buenas vistas de la costa.

El camino ahora está muy bien acondicionado, se nota que estamos de nuevo en zonas turísticas de la Costa Brava. Pasamos al lado de una roca con una curiosa forma ya que tiene la forma de un puente natural de piedra y subimos por unas escaleras de madera que bordean la zona más próxima a la playa hasta volver de nuevo al paseo asfaltado, el cual acaba desembocando en las primeras calles de L’Escala, justo al lado del monumento conmemorativo de la antorcha olímpica. Seguimos bordeando la primera línea de mar ya en el núcleo urbano y comenzamos a acercarnos al centro de la población. El sol ya se está comenzando a esconder en el horizonte. Damos por finalizada la etapa cuando llegamos al Cap de la Punta para en la siguiente continuarla a partir de este punto.

Como todavía nos queda tiempo hasta que salga el autobús optamos por dar una vuelta al pueblo y a su paseo marítimo, no estamos muy cansados ya que la etapa ha sido llana y corta comparada con las otras. En cuanto el sol desaparece por completo y la temperatura comienza a refrescar nos metemos en una cafetería a tomarnos algo caliente y descansar un poco, momento que aprovechamos para ir comentando la siguiente etapa que nos llevará hasta Torroella de Montgrí, sólo nos falta decidir el día para comenzarla…