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Tuesday 8 de February de 2011, 11:39:47
TUCA DE CULEBRAS (3.062 M.)
Tipo de Entrada: RELATO | 3 Comentarios | 1654 visitas

Ascensión a la Tuca de Culebras, de 3.062 metros de altitud, situada en el macizo de Vallibierna, la idea inicial era hacer un recorrido circular y ascender también el Vallibierna pero al no poder subir hasta arriba con el coche tuvimos que caminar mucho más de la cuenta y el tiempo se nos echó encima, optando al final por subir y bajar por el collado de Llauset, así y todo al final se nos hizo de noche.

Después de no haber conseguido subir ninguno de los últimos tres” tresmiles” que había intentado, vuelvo a la carga a por otro más, en esta ocasión le tocará el turno al Tuca de Culebras, de 3.062 metros de altura, situado en el macizo de Vallibierna, y esta vez en el cuarto intento sí que fue la vencida…

Suena el despertador a las 2:00 de la noche, hoy la jornada se prevé muy larga, ya que queremos hacer la cima en un solo día saliendo desde casa, una auténtica burrada por lo que supone tanto de horas en coche como de cansancio físico. A las 3:00 he quedado con Esteban a quien paso a recoger por su casa a dicha hora, y acto seguido salimos de Mataró rumbo a los Pirireos, por delante tenemos 340 kilómetros  hasta llegar al pueblo de Aneto, situado un poco antes de llegar al túnel de Viella, por el Valle de Aran. Tardamos 4 horas y media en llegar, incluyendo un par de paradas para meternos unos cafés en el cuerpo, que después de conducir tanto tiempo de noche siempre vienen bien.

Sobre las 7:30 ya hemos llegado al pueblo de Aneto, donde tendremos que tomar la pista que lleva hasta el embalse de Llauset, desconocemos como estará y confiamos en que podamos llegar bastante arriba. El día comienza a clarear y como prevemos que más arriba hará más frío, al lado del pueblo nos paramos a ponernos todo el equipo aunque el frío aquí también se nota mucho, muchas veces me pregunto cómo es capaz la gente que está aquí de estar todo el invierno viviendo en estos pueblos…

Después de prepararnos comenzamos el ascenso con el coche hasta el embalse, pero nada más salir vemos una curva con mucho hielo, por suerte se puede esquivar pero nos da mala espina que la pista ya comience así, ya que estamos a sólo 1.400 metros y saliendo de aquí no tendríamos tiempo suficiente para llegar a la cima. Menos mal que ha sido sólo ese trozo y el resto de la carretera está limpia, así que seguimos ganando altura poco a poco mientras se comienza a hacer de día, pero de repente sobre los 1.750 metros la pista aparece totalmente recubierta de hielo. Hago un par de intentos de pasar pero las ruedas patinan, no hay tracción y como no llevo cadenas tampoco pues toca aparcar aquí el coche, mala suerte.

El problema es que estamos todavía bastante abajo, el punto de partida de haber podido llegar arriba estaría en los 2.200 metros pero estamos sólo a 1.750 metros y quedan 5 kilómetros de pista todavía… resignados acabamos de preparar los trastos y comenzamos a caminar por la pista, desde el primer momento ya con los crampones ya que todo es puro hielo. Por la pista se va cómodo y ganamos altura poco a poco, pasamos junto al refugio de Llauset, bueno, mejor dicho lo que se supone que debía haber sido el refugio ya que está totalmente en ruinas, seguimos por la pista hasta llegar a una bifurcación donde giramos a la izquierda y llegamos a la entrada del túnel que da acceso a la presa. Por suerte la puerta pequeña del túnel está abierta y podemos entrar sin mayor problema, había leído que el túnel es bastante siniestro, y efectivamente cuando entras parece tétrico, por no decir lo largo que es, parece que no se acabe nunca ya que no se le ve el final, en el interior al principio hay varias zonas con hielo así que seguimos con los crampones puestos.

Tardamos como 20 minutos en atravesar el túnel, que hace ligera pendiente hacia arriba, y salimos por el otro extremo hasta el embalse de Llauset, donde nada más salir tenemos una excepcional vista de nuestro objetivo en el día de hoy delante nuestro, el día de momento está radiante, hoy por lo menos hemos tenido suerte con la meteo.

Pero nuestro principal problema va a ser el tiempo, hemos llegado al embalse a las 10 de la mañana y nos damos cuenta que no son horas de salir, pero la caminata extra que hemos tenido que hacer caminando por el trozo de carretera helada nos acabará pasando factura, si hubiéramos podido llegar con el coche por lo menos hasta la entrada del túnel estaríamos mucho más descansados e iríamos mucho mejor de tiempo.

Pero ya que estamos aquí no vamos a dar media vuelta. Aunque la idea inicial era subir también el Vallibierna por los lagos de Botornás y hacer un recorrido circular, al ir tan mal de tiempo optaremos por subir y bajar por el collado de Llauset, ya que en todo momento es visible desde aquí y sería mucho más difícil perder el camino en un momento dado. El embalse está totalmente congelado y varios témpanos de hielo flotan encima de él, como si aquello fuera el Polo Norte. Cruzamos un pequeño túnel al lado de la presa, donde vemos que alguien ha pasado la noche ya que hay montada una pequeña tienda de vivac, y comenzamos a bordear el embalse, la nieve está totalmente congelada y muy dura, así que optamos por sacar ya los piolets y ya puestos también el casco, más por posibles caídas que otra cosa, cualquier pequeño resbalón y acabaríamos yendo hasta el helado embalse que hay unos metros más abajo, vamos despacio en este tramo ya que tenemos que ir con mucho cuidado, hay que flanquear lateralmente todo el borde del embalse hasta llegar al final del mismo.

Tras casi una hora llegamos al final del embalse, cada vez nos damos cuenta que el tiempo se nos está echando encima así que sin perder tiempo comenzamos el ascenso hasta el collado de Llauset, siempre visible al fondo. Esteban me comenta que le da la impresión que la cima está muy cerca y que parece que llegaremos enseguida, pero nada más lejos de la realidad, si hay algo que es cierto en la montaña es que las distancias nunca son las que parecen y todo lo que se ve siempre acaba estando más lejos de lo que uno piensa…

Vamos ganando altura a buen paso, por suerte al estar la nieve tan dura podemos progresar más o menos cómodos, después de las últimas experiencias en las que no pudimos llegar arriba por acabar agotados de tanto abrir huella hoy por fin tenemos el camino más asequible, aunque en algunos momentos la nieve está tan helada que los crampones apenas arañan la superficie y el piolet casi ni se clava, aquello parece cemento de duro que está. A mitad de la subida y aprovechando el sol tan bueno que hace paramos un rato a comer algo, la sensación de soledad es total, no hace nada de viento y no se oye ni una mosca. Decidimos continuar justo por encima del rio que como está totalmente congelado se puede pasar por encima sin problemas, ya que al ir a media ladera nos está castigando los pies a cada pisada lateral. Unos 200 metros más abajo del collado vemos que la parte final se empina y aumenta la pendiente considerablemente, por lo que vamos haciendo “zetas” en la ascensión y parando de vez en cuando, este último trozo se está haciendo durillo y vamos a un ritmo más bien lento, a estas alturas ya llevamos unos 1.000 metros de desnivel acumulado, volvemos a maldecir los kilómetros extras de pista que nos hemos tenido que chupar, y todavía nos faltará la vuelta…

Después de un agotador tramo final por fin llegamos al collado de Llauset, a 2.865 metros, la vista hacia la otra parte es extraordinaria, con el Posets y compañía al fondo . Lo malo es que un helador viento nos recibe al llegar al collado, cuando hasta ahora no habíamos tenido nada de viento. Vemos que hay alguna traza de huella que sube directamente por la cresta en dirección a la Tuca de Culebras, así que optamos por esta alternativa en vez de rodearla perdiendo primero un poco de altura desde el collado, si bien nuestra opción también es la más difícil al transcurrir directamente por la cresta. Al cabo de unos 10 minutos de subida y viendo que aparentemente lo que nos queda es trepar todo el rato por roca, decidimos dejar las mochilas en una zona de la cresta al tiempo que también nos quitamos los crampones y dejamos los bastones y el piolet, ya que se están convirtiendo en un estorbo porque lo único que necesitamos son las manos para ir agarrándonos a las rocas y poder trepar, a la bajada ya recuperaremos de nuevo todo el material, pero esta decisión fue un gran error…

Al cabo de otros 10 minutos de seguir subiendo la roca vuelve a dejar paso a la nieve, y nos damos cuenta que sin los crampones no vamos a ir muy lejos, es arriesgado continuar sin los pinchos ni el piolo, así que muy a pesar nuestro tenemos que dar media vuelta de nuevo hacia abajo hasta llegar a las mochilas, donde cogemos el material para ir más seguros, aunque las mochilas las volvemos a dejar allí, y volvemos de nuevo otra vez para arriba. Si íbamos mal de tiempo esto ya nos acabó de rematar, ya nos hemos hecho a la idea que vamos a llegar de noche abajo pero ya que estamos aquí no queremos renunciar a la cima estando tan cerca de ella.

La cresta la tenemos que hacer con mucho cuidado, ya que a veces nos agarrábamos a rocas que acababan desmoronándose hacia abajo rodando a mucha velocidad, el terreno estaba bastante descompuesto y teníamos que ir buscando los mejores agarres. El viento sin ser muy fuerte era lo suficientemente molesto como para no poder quedarnos mucho tiempo parados. Ibamos siguiendo una huella que ya había, no podía ir a otro sitio que no fuera la cima. Por fin al cabo de unos minutos conseguimos llegar a la antecima, desde donde ya podíamos ver la cumbre, y tras cruzar un pequeño minicollado con bastante desnivel a cada lado, conseguimos llegar a la cima de la Tuca de Culebras, a 3.062 metros de altura, con unas vistas que por mucho que pueda explicar aquí siempre quedarán en el recuerdo, nos vino una sensación de euforia como si acabarámos de conquistar una gran cima del mundo, supongo que después de tantas horas nos vino esa alegría tan grande.

Delante nuestro estaba el famoso “paso del caballo” con el Vallibierna detrás, y aunque estaba tentadoramente cerca y el paso era factible de realizar con precaución, nuestro reloj indicaba que eran las 15:45 y todavía teníamos que descender los 1.300 metros de subida que había desde el coche, lo malo del invierno son las pocas horas de luz que tiene el día, a las 18:30 ya sería completamente de noche así que intentaríamos estar lo más abajo posible antes de quedarnos sin luz. El Vallibierna tendrá que esperar otra mejor ocasión, así tendremos una excusa para volver por aquí…

Tras las fotos de rigor comenzamos el descenso, que hemos de hacer inicialmente por la cresta más despacio de lo que nos hubiera gustado, pero la seguridad es lo primero y teníamos que ir concentrados en cada paso que dábamos, aún así nos llevamos algún que otro pequeño susto debido a lo descompuesto del terreno. Una vez que llegamos a las mochilas las recuperamos de nuevo y ya desde el collado la bajada la pudimos hacer bastante más rápido. Aprovechando lo dura que estaba la nieve optamos por sentarnos en el suelo y tirarnos hacia abajo deslizándonos y frenando con el piolet, lo malo es que enseguida se pillaba muchísima velocidad y más que frenar teníamos que acabar haciendo autodetenciones porque no había manera de clavar la punta del piolet en esa nieve tan dura, pero de esta forma pudimos perder altura de una forma bastante rápida.

El embalse en todo momento quedaba a la vista por lo que no podíamos perdernos, siguiendo siempre la misma dirección, y aunque desde arriba parecía bastante cerca, parecía que no íbamos a llegar nunca, llevábamos un buen rato bajando y daba la sensación como si no estuviéramos avanzando, el cansancio acumulado ya nos comenzaba a pesar…

Al llegar al embalse prácticamente ya era de noche así que sacamos los frontales y seguimos caminando, por suerte el camino ya no tenía pérdida, solo nos faltaba bordear de nuevo todo el embalse hasta la entrada del túnel la cual ya se veía iluminada desde aquí, pero si la bajada hasta el embase se nos hizo larga, el recorrerlo entero se nos hizo eterno, supongo que las ganas de llegar abajo hacían que cada metro pareciera el doble de largo. Con la noche ya totalmente cerrada llegamos por fin a la entrada de largo túnel de acceso a la presa, menos mal que ahora era de bajada, estábamos tan cansados que no tuvimos ganas ni de quitarnos los crampones así que recorrimos todo el túnel con ellos puestos, total, a la salida nos lo hubiéramos tenido que poner de nuevo.

Tras cruzar el interminable túnel salimos de nuevo al otro extremo, todavía nos faltaba recorrer los 5 kilómetros de pista de nuevo hasta el coche, habíamos perdido mucho tiempo por culpa del tramo helado de pista que nos había impedido llegar con el coche hasta más arriba, además del cansancio extra que también nos había supuesto caminar esos 10 kilómetros más. En el silencio de la noche solamente se escuchaba el crujido del hielo en cada pisada, apenas hablábamos ya que lo único que pensábamos era en llegar cuanto antes al coche, encima al ser de noche no teníamos referencias visuales y el camino se hacía más largo.

Pero como todo lo que empieza acaba, por fin llegamos al coche despúes de habernos pasado las últimas 2 horas y media caminando en medio de la oscuridad, alumbrados sólo con la luz de nuestros frontales. Eran ya las 9 de la noche cuando llegamos al coche, nos cambiamos de ropa y comenzamos el descenso por la pista de nuevo hasta el pueblo de Aneto, donde tomamos de nuevo la carretera en dirección a nuestra casa, lo peor es que nos quedaban más de 4 horas de coche todavía por delante, así que decidimos tomarlo con calma y ya llegaríamos cuando sea, no teníamos prisa (aunque al día siguiente tenía que ir a trabajar…). Volvimos a hacer un par de paradas en el camino mientras íbamos comentando lo que había dado de sí la jornada, por lo menos esta vez habíamos conseguido llegar hasta arriba y sólo por eso ya merecía la pena habernos dado este palizón.

A las 2 de la madrugada llegamos por fin a casa, 24 horas después de haberme levantado esa misma mañana, bastante cansado tanto por el palizón del viaje en coche como de la propia excursión, creo que tardaremos en meternos un tute tan bestia como éste, en las próximas salidas lo tomaremos con más calma si podemos, aunque como en esta vida tenemos tan poco tiempo libre siempre intentamos apurar al máximo el tiempo y hacerlo todo intensamente…

 

 

  



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3 Comentarios
Enviado por Gerardo el Tuesday 8 de February de 2011

“Qué barbaridad, Hacha, estoy agotado sólo de leerlo.... Una ascensión potente. Yo un par de veces he tenido que atacar también desde media subida por la pista, pero al menos habíamos dormido allí.......”
Enviado por Speakbow el Tuesday 8 de February de 2011

“Felicidades por ese 3000!!! (ahora que dejar la mochila, los crampones y el piolo pues toma nota que NO...Tu equipamiento va contigo!) Saludos!”
Enviado por Hacha el Wednesday 9 de February de 2011

“Gerardo, ya me imagino que habrás estado por allí, lo raro sería encontrar una montaña que todavía no hayas subido!!!
Speakbow, gracias, de los errores se aprende, en la próxima fijo que no me vuelve a pasar! :-)”


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