Wednesday 19 de May de 2010, 18:59:47

Séptima etapa del GR92, desde el pueblo de Torroella de Montgrí hasta Begur, cerca de la costa de nuevo, con un recorrido de 21,9 kilómetros.El recorrido es bastante llano excepto en su parte final donde se sube hasta el pueblo de Begur, y durante el camino de atraviesan varios pueblos (Gualta, Fontanilles, Palau-Sator, Fontclara...) lo que hace que buena parte sea sobre asfalto, aunque también pasa por parajes bastante solitarios. Lo mejor de todo es el paso por el encantador pueblo de Pals.

En esta nueva etapa vamos a ir del interior, en Torroella de Montgrí, hacia la costa nuevamente, hasta la población de Begur, nuestro destino final, para continuar en las siguientes etapas nuevamente por la línea de la costa y hacer honor al GR92 “Sendero del Mediterráneo”. Como en todas las anteriores etapas me acompaña de nuevo Marta, que hacía días que ya tenía ganas de hacer una nueva etapa de este sendero, le estamos cogiendo gustillo a este GR…

Llegamos con el coche hasta la población de Begur, donde lo dejamos aparcado al lado de la parada de autobús de la Sarfa, mientras viene el autobús aprovechamos para tomar un café en un bar cercano, al poco tiempo pasa puntual el autobús, y en 20 minutos nos lleva hasta Torroella de Montgrí, donde nos bajamos y comenzamos el itinerario, el coche se ha quedado a 22 kilómetros de aquí así que no nos queda otra que comenzar a caminar hasta él.

Salimos de Torroella por el puente que cruza el rio Ter, el día hoy se presenta muy nublado y hay previsión de lluvia, espero que no nos coja en el día de hoy, aunque las ganas de caminar pueden más que las ganas de estar bajo la lluvia. Nada más cruzar el río el camino gira hacia la derecha para seguirlo por su orilla por un estrecho camino que transcurre también al lado de un campo de golf, al cabo de unos metros el río se desvía hacia la derecha y el GR continúa al lado del rio Daró, que es un afluente del Ter, que en este tramo está totalmente canalizado. Al llegar a la carretera las señales nos confunden sobre la dirección a seguir y no es hasta que no vemos la “X” de pintura que nos damos cuenta que por ahí no es, pero finalmente conseguimos encontrar el camino correcto al otro lado de la carretera, que se dirige hasta el pueblo de Gualta por un camino poco evidente pero sin pérdida posible junto al río canalizado, al fondo ya vemos el puente que tendremos que atravesar para entrar en la población, al cual llegamos en unos pocos minutos.

Tras cruzar por encima del puente entramos en la población de Gualta, casi no se ve a nadie por la calle, tras atravesar el casco urbano salimos del pueblo por el otro extremo, al lado de una cruz de término. El camino ahora comienza a subir por una calle asfaltada que sale del pueblo, y justo cuando comienza a bajar por el otro lado se desvía hacia la izquierda ahora por un camino de tierra que continúa subiendo y pasa junto a una casa bastante grande donde nos sorprende ver una gran cantidad de pavos reales sueltos en el interior. Finalmente llegamos hasta el mirador de Font Pasquala, una pequeña elevación en toda esta zona llana que nos ofrece unas buenas vistas a pesar de estar el cielo nublado. Arriba del todo encontramos un vértice geodésico.

Comenzamos a bajar por el extremo opuesto por un tramo también de pista, hasta llegar al cercano pueblo de Fontanilles. Unos minutos antes de llegar al pueblo comienzan a caer las primeras gotas, aunque son tan escasas que no nos molestamos en sacar la protección para la lluvia que llevamos, ya veníamos previstos por si acaso vistas las predicciones del tiempo que habían dado. En esta ocasión el sendero pasa por la parte de afuera del pueblo y no lo atraviesa directamente. Salimos del pueblo por una estrecha carretera que va entre medio de campos, al ser primavera ya se ven bastantes flores que siempre alegran la vista, aunque la verdad es que al ser este tramo asfaltado se convierte en algo aburrido, e incluso tenemos dudas sobre si es el camino correcto, la última señal de pintura la vimos al salir del pueblo y llevamos ya mucho tiempo sin ver ninguna más, nos extraña mucho que el sendero vaya siguiendo una carretera cuando precisamente la filosofía de un GR precisamente es evitar las zonas urbanizadas y asfaltadas. Lo que sí vemos es que va en la dirección correcta ya que al fondo en todo momento se ve el pueblo de Palau-Sator así que decidimos continuar por la carretera. Más adelante vemos señales de pintura así que llegamos a la conclusión de que efectivamente el camino iba por la carretera y no nos habíamos desviado.

Al llegar al pueblo de Palau-Sator comienza a llover de nuevo, esta vez con más intensidad, así que aprovechamos para resguardarnos debajo de un balcón y descansar mientras tanto un poco. Comento con Marta si vamos a visitar el pueblo ya que el camino no pasa directamente por su interior, pero como la etapa de hoy es larga y el tiempo no acompaña demasiado optamos por continuar nuestra ruta, como hace unos años ya habíamos estado en este pueblo no nos perderíamos nada nuevo.

En este pueblo sale una de las variantes del GR92, el GR92.1 que va hacia el pueblo de Peratallada, el cual también visitamos hace años y del cual recomiendo su visita ya que conserva todavía su carácter medieval prácticamente en la totalidad del pueblo. Nuestro camino ahora va por carretera aunque no hay nada de tráfico entre las carreteras que comunican los pueblos de esta zona. El castillo de Montgrí se ve cada vez más lejos, a veces queda tapado por las nubes persistentes que de vez en cuando dejan caer alguna gota pero prácticamente no llegan ni a mojarnos.

En cuestión de pocos minutos llegamos a Fontclara, pequeño núcleo habitado agregado a Palau-Sator. Al llegar a una plaza decidimos parar a comer y descansar un poco, con la tranquilidad del entorno ya que apenas hay movimiento de coches y de gente. A los 3 minutos de sentarnos y empezar a comer, la lluvia vuelve a hacer acto de presencia, lo justo como para echarnos de allí y tener que resguardarnos debajo de un balcón, al final nos toca comer de pie, pero acabamos rápido ya que empezamos a coger un poco de frío, cada vez que nos paramos se nota, lo peor de todo es llevar la espalda empapada en sudor del contacto con la mochila durante todo el día.

Tras mucho rato de asfalto, por fin la pista vuelve a ser de tierra a la salida del pueblo, y pasa junto a una hilera de árboles que nos da un poco de cobijo de la lluvia, cruzamos la carretera que lleva a Peratallada y llegamos hasta la masia de Can Bac, donde también hay un restaurante, el olor de carne a la brasa nos hace entrar hambre de nuevo, hace ya tiempo que nos acabamos nuestro triste bocadillo de tortilla…

Desde aquí ya podemos ver el pueblo de Pals, el cual queda encima de una pequeña elevación, la vista desde aquí es inmejorable, se aprecia casi en su totalidad su silueta medieval. Desafortunadamente, el último tramo para llegar hasta esta población vuelve a ser asfaltado. Diría que de todas las etapas que llevamos hasta ahora la que hemos encontrado más asfaltada ha sido ésta, echamos de menos los tramos de camino de ronda que discurren junto al mar… menos mal que en próximas etapas volveremos a verlos de nuevo.

La entrada a la población de Pals tiene un ligera subida, en esta ocasión el GR sí que pasa por medio del pueblo y de la plaza Mayor. Aprovechamos que de golpe han desaparecido todas las nubes y ha salido el sol para descansar un rato y tomar algo en una de las terrazas de esta plaza, al sentarnos en la silla nos damos cuenta de todos los kilómetros acumulados que llevamos, es cuando te paras cuando te das cuenta del cansancio. Estamos unos 15 minutos disfrutando de ese momento de relax y aprovechamos para leer las reseñas con lo que llevamos recorrido y lo que nos queda todavía hasta Begur. Pero no queremos irnos de este maravilloso pueblo sin antes visitar el barrio del Pedró, el cual todavía conserva su arquitectura de la Edad Media, acostumbrados como estamos siempre a ver edificios, estar aquí te transporta a otra época. Damos una vuelta por sus callejuelas y finalmente salimos del pueblo siguiendo nuevamente las señales del GR.

Volvemos a pisar durante un buen rato más asfalto, hasta que llegamos a una zona boscosa donde el camino se convierte en pista forestal. Vemos que hay varias máquinas trabajando para desbrozar el bosque, con la nevada excepcional que cayó hace algunas semanas encontramos multitud de árboles con las ramas partidas por el peso de la nieve, son árboles que no están acostumbrados a soportar tanto peso, nada hacía pensar que hubiera esta nevada tan bestial. Llegamos a una finca, llamada Mas Florís, que hemos de rodear siguiendo el sendero. Lo malo es que esta finca es tan, tan inmensa y grande, que se hace eterno rodearla por completo, nunca había visto una finca privada tan grande, no sé cuantas hectáreas debe tener pero diría que tardamos como unos 20 minutos caminando sin parar en rodear su perímetro, una auténtica pasada de finca. Eso sí, en todo momento nos avisan con carteles que entre las cámaras de vigilancia y los perros guardianes, ni se nos ocurra meternos allí…

Enseguida llegamos a Can Pou de Ses Garites, una curiosa edificación gótica que queda a un lado del camino, se hace raro ver un edificio así en medio de la montaña por esta zona. Ahora por lo menos vamos por una zona con muchos árboles que nos permite tener algo de sombra, hace tiempo que la lluvia desapareció y ahora lo que molesta es el intenso calor, se agradece poder caminar a ratos por la sombra.

El camino ahora atraviesa una zona de dunas y toda la pista está llena de arena. Es una arena de esas fina como la que hay en la playa, das un paso hacia delante y el pie se te va para atrás, se hace muy incómodo caminar así y cansa mucho más, pero es que hay tramos en los que no te queda más remedio, se hace difícil evitar los tramos con arena, no quiero ni pensar que lo que resta de camino sea tener que caminar por una pista con arena playera, agota un montón caminar por ese terreno.

Pasamos cerca de una cantera de donde extraen grandes cantidades de arena, tanta que han dejado un enorme agujero en medio de la montaña, parece como si hubieran “vaciado” la montaña enteramente, desde el camino se aprecia el gran cráter que ha quedado. El camino ahora comienza a ganar altura, ya que el final de etapa queda a unos 200 metros de altitud en la parte alta de Begur, es una subida constante pero suave, se sube relativamente cómodo. Por fin desaparece el terreno de dunas y entramos en un bosque durante unos minutos, para acabar pasando al lado de una hípica que hay a las afueras del pueblo.

Caminamos un trozo más y empezamos a ver las primeras casas de Begur. Enseguida llegamos a las primeras calles asfaltadas, donde sin dejar de subir vamos siguiendo la pintura hasta llegar a la carretera de entrada a la población, en la cual hay una rotonda para los vehículos. Nosotros en vez de ir hacia el centro urbano hemos de continuar subiendo, hay un palo indicador, hasta llegar a la parte de arriba del pueblo, donde dejamos aparcado el coche esta mañana junto a la parada del autobús.

Justo un poco antes de llegar, a mano izquierda, encontramos un mirador de la población, desde el que podemos ver buena parte del pueblo y en el otro extremo la torre que hay encima en un promontorio. Comento con Marta sobre si acercarnos hasta el centro del pueblo para dar una vuelta por el mismo, pero como ya lo habíamos visitado anteriormente en otra ocasión, preferimos finalizar aquí la excursión, ya tendremos tiempo otro día de venir más en plan turista, que hoy hemos venido en plan “senderista”.

Al llegar al coche nos cambiamos de ropa para ponernos más cómodos, nos acercamos a un súper a comprar algo de comida y ponemos rumbo a Mataró para tomarnos un merecido descanso, aunque llegamos cansados siempre nos quedamos con las ganas de querer más, estamos deseando volver a venir para continuar la siguiente etapa, que esta vez sí que volverá a transcurrir por la costa al lado del mar, pero eso es otro relato que ya contaré cuando llegue…

�lbums de Fotos relacionados:

• GR92 - ETAPA 7: DE TORROELLA DE MONTGRI A BEGUR