Wednesday 23 de December de 2009, 20:53:44

Excursión totalmente atípica, ya que no es una ruta propiamente dicha puesto que no viene indicada como tal en ningún sitio, y que transcurre totalmente por encima del canal de aguas del río Freser, desde el valle que del rio Nuria que sube hacia el santuario hasta las Gorgues del Freser por el valle que baja del refugio de Coma de Vaca, atravesando la rocosa y caótica zona de las Rocas de Tot lo Món. La ruta no es muy difícil aunque hay que ir con mucha precaución ya que atraviesa pasos muy aéreos y estrechos constantemente al lado de precipicios y barrancos y cualquier caída puede tener graves consecuencias.

En esta ocasión hemos planeado hacer una excursión fuera de lo habitual, una de esas rutas que no aparecen en ningún mapa ni está señalizada en ninguna parte. Nosotros la llamamos “la ruta de la acequia” ya que se trata de recorrer en su totalidad el canal de aguas del Freser, que discurre por las rocas de Tot lo Món desde el río Núria hasta el río Freser.

A las 6 de la mañana paso a recoger al mi primo “El Lute” por su casa y enseguida salimos de Mataró rumbo a la montaña, un poco antes de llegar a Ribes de Freser hacemos la parada obligatoria para tomarnos un café, es una tradición que tenemos, si primero no hay café entonces no hay montaña. La temperatura en el exterior es de 0 grados pero no tenemos la sensación de mucho frío, vamos bien preparados. En la carretera hay una pequeña capa muy fina de hielo que no será problema de momento, esperemos que luego no se complique el tiempo porque he venido sin cadenas.

A las 8 de la mañana ya hemos llegado a Queralbs, donde dejamos el coche en el aparcamiento que hay al lado de la estación del cremallera, preparamos la mochilas y comenzamos a caminar, el cielo aparece nublado y la previsión del tiempo es de lluvia, esperemos que se equivoquen por una vez…

Salimos del pueblo siguiendo las indicaciones hacia Núria, que queda a 3.30 horas de Queralbs, veo que han cambiado la señalización desde la última vez que vine y la han mejorado bastante. El camino comienza a ganar altura por encima del pueblo e incluso en algunos tramos lo han acondicionado bastante. Con las obras que hicieron del nuevo túnel del cremallera veo que en algunos momentos ha cambiado la ubicación antigüa del camino y en algunos momentos diría que discurre por otra parte, hacía años que no pasaba por aquí.

Todos los riachuelos que bajan de la parte alta de la montaña están totalmente congelados, se han convertido en hielo puro, hace pocos días aquí la temperatura cayó en picado y supongo que todavía no se ha recuperado del todo, aunque entre toda la ropa que llevamos y que ya hemos entrado en calor no tenemos la sensación de frío. Al llegar al Pont del Cremal vemos que el río apenas hace ruido, y comprobamos que el motivo es que ha congelado por completo, casi no se ve ni el agua, sólo una gruesa capa de hielo, parece como si el río se hubiera paralizado en el tiempo.

Continuamos remontando el río por la parte derecha en el sentido de la subida, a medida que vamos ganando altura cada vez comenzamos a ver más tramos con hielo, está totalmente duro y tenemos que ir con cuidado de no pisar y resbalarnos, menos mal que en todo momento hay sitio donde poner el pie con seguridad.

Cuando llegamos aproximadamente a los 1.650 metros de altitud comienza nuestra verdadera ruta: el canal de aguas del Freser, o la acequia como le llamo yo. Se trata de una conducción de aguas que sale hacia la derecha y que está totalmente cubierta por tablas de madera de tal manera que no puedes caerte dentro, y que discurre sin perder ni ganar altura hasta llegar al otro valle. En el comienzo hay unos cables atravesados que sirven para que los excursionistas que hacen la travesía clásica Queralbs-Núria no se salgan del camino ya que la función de estos cables es impedir el paso e indicar que ése no es el camino correcto.

Como nuestro propósito es todo lo contrario, comenzamos a caminar por encima del canal de aguas, el cual a medida que se va separando del camino por el que hemos venido comienza a dibujar un precipicio cada vez más grande, ya que estamos volviendo en contra dirección pero ahora sin perder altura. En estos primeros metros el principal problema que encontramos es el hielo que hay encima de la madera, ya que si lo pisamos y resbalamos podríamos caernos hacia la derecha por el impresionante barranco que tenemos justo al lado, no queremos ni pensarlo. Lo que hacemos es ir pisando todo lo que podemos en la zona más interior, la que da más a la montaña, aunque no tenemos mucho margen ya que la acequia tiene solamente un metro de ancho, en todo el recorrido siempre vamos a tener a la izquierda la pared de la montaña y a la derecha el precipicio, si nos salimos de ese metro de ancho iremos a parar abajo…

Afortunadamente en los tramos en los que la pared de roca sobresale más de la montaña han instalado unas pasarelas metálicas colgadas del canal que nos permite pasar mucho mejor, ya que de lo contrario tendríamos que superar esos tramos muy agachados, y con las mochilas en la espalda se vuelve más complicado.

Estamos atravesando toda la zona de las rocas de Tot lo Món, es todo un mundo de piedras y rocas caótico donde surgen elevaciones de muchos metros totalmente rocosas. Las vistas desde este punto son excepcionales ya que podemos ver toda la Vall de Ribes, abajo el pueblo de Queralbs y al fondo aparece el Taga nevado, lástima que el día es nuboso y las nubes comienzan a cubrir el valle, hoy el sol tiene poca pinta de querer asomar.

La ruta comienza a dejar el valle que baja de Núria y comienza a dirigirse hacia el valle que baja del refugio de Coma de Vaca, por donde discurren les Gorgues del Freser. Al cabo de unos cientos de metros nos encontramos con que el canal de aguas se mete dentro de la montaña a través de un túnel y nos impide continuar caminando por encima de él. Tenemos claro que seguirlo por dentro de ese túnel sería un suicidio, porque el agua estará totalmente helada y porque en caso de una subida repentina del caudal no tendríamos ninguna posibilidad de salir. Unos 50 metros antes de llegar a este punto vemos que a la derecha hay unos pequeños escalones que nos permiten ir bajando por la ladera por un estrecho camino que está muy desdibujado, se nota que por aquí nunca pasa nadie.

Este pequeño sendero baja unos 50 metros de desnivel para luego comenzar a subir de nuevo, siguiendo siempre la dirección de la acequia. En algunos momentos podemos ver algo de pintura azul que nos indica la dirección a seguir, y los tramos donde las subidas y las bajadas son más pronunciados están equipados con unos cables que hacen la función de barandilla para sujetarnos con mayor seguridad. Por lo que puedo deducir todo este equipamiento está hecho para la gente que se ocupa del mantenimiento del canal de aguas, a fin de acceder más fácilmente al lugar donde tengan que trabajar, en ningún momento me da la impresión que se haya hecho con la intención de ser utilizado exclusivamente por los excursionistas ya que esta ruta no se puede considerar como tal.

Tras una última bajada con un impresionante barranco a la derecha que quita el hipo volvemos de nuevo a altura de la acequia, la cual continuamos transitando por encima durante unos metros más, en algunos tramos la pared de la roca se nos echa encima y tenemos que hacer contorsionismo para poder superarla. En una curva de la misma nos encontramos la primera sorpresa: una tubería de unos 20 metros de largo que supera un profundo barranco mediante una pasarela metálica. Le digo al Lute que pase primero para comprobar la solidez de la estructura pero vemos que aguanta bien. Cuando estás en mitad de la pasarela y miras hacia abajo la verdad es que impresiona la caída que hay.

Como la tubería se vuelve a meter dentro de la montaña tenemos que volver a subir por un nuevo tramo equipado con cables, la pendiente en algunos momentos diría que es de 50 o 60 grados, es muy vertical y los gemelos de las piernas lo acabarán notando. En cuanto llegamos a un pequeño collado perdemos el camino por el que tenemos que seguir, pero enseguida descubrimos por donde sigue, hay que bajar una escalera metálica que nos permite salvar un desnivel de unos 15 metros totalmente vertical. Nuevamente el Lute va delante para comprobar si aquello es resistente, la verdad es que si bajas de cara hay que ir con cuidado ya que debe tener una pendiente de unos 80 grados, es demasiado empinada. Uno de los peldaños está destrozado, mejor no poner ahí el pie por si acaso.

Después de esta bajada nos espera de nuevo otra subida hasta otro collado, esto no parece tener fin, continuamente estamos subiendo y bajando ya que como el canal de aguas discurre por dentro de la montaña y el relieve es muy accidentado no nos queda otra opción. Bajamos por el otro lado y acabamos llegando a una zona de obras, parece que por aquí están reparando algo ya que se ve material de construcción. El camino atraviesa de nuevo el canal hacia abajo, aquí todo es mucho más perdedor ya que hay momento en los que no sabes por dónde tirar y nos hemos de guiar por la intuición, corremos el riesgo que si nos equivocamos de camino nos acabemos metiendo en algún precipicio muy vertical y tengamos que dar media vuelta. Por suerte vamos siguiendo relativamente cerca del canal de agua que atravesamos de nuevo, esta vez hacia arriba.

Ahora vemos que hay montoncitos de piedras en algunas zonas que parecen indicar el camino por lo que nos limitamos a seguirlos. Esta última subida diría que es la más alta de todas ya que hemos ido a parar a un lugar bastantes metros por encima de la acequia. El paisaje se nos abre por completo y tenemos una buena vista de la zona, ahora nos hemos de dirigir hacia el fondo del barranco por donde baja un rio que más abajo formará el espectacular Salt del Grill.

Tras bajar unos cuantos metros volvemos de nuevo a pisar el canal de agua. Cuando nos creíamos que lo peor ya había pasado, esta vez fue el tiempo quién se puso en nuestra contra, porque comenzó a caer una nevada de las buenas, al principio nos hizo gracia pero viendo que aquello no paraba tuvimos que sacar las chaquetas impermeables. La visibilidad se redujo muchísimo y ya no podíamos contemplar el paisaje como nos hubiera gustado. La ventaja que nos dio la nieve es que cuando la pisábamos nos daba tracción y agarre ya que al ser muy blanda se nos hundía la bota.

Continuamos caminando un buen rato por encima de la madera del canal, en la ladera de enfrente veíamos bien dibujado el camino por donde teníamos que seguir aunque daba un rodeo enorme ya que iba siguiendo todo el perfil de la montaña pero avanzábamos a paso rápido al caminar en llano. El algunas ocasiones teníamos que atravesar riachuelos totalmente helados y recubiertos de hielo pero yendo con precaución no había problema.

De nuevo más adelante tuvimos que desviarnos hacia la izquierda para subir por una pendiente, ahora al estar todo nevado ya no se veía ningún camino, por lo que subíamos por donde podíamos, con algún que otro susto ya que a veces al pisar habían huecos debajo o el terreno estaba descompuesto. Nuevamente llegamos a otro collado y bajamos por la parte de atrás, también a saco porque no veíamos ningún camino, hasta que encontramos de nuevo la acequia.

El último tramo de todo este recorrido afortunadamente ya era totalmente llano ya que estábamos un poco hartos de ir subiendo y bajando por la ladera, puesto que apenas ganábamos distancia recorrida. Finalmente acabamos llegando al final del canal de aguas del Freser, donde hay una caseta de aguas ahora reconvertida en refugio improvisado. Aprovechamos para comer en su interior ya que por lo menos estábamos a cubierto, hacía ya bastante tiempo que íbamos caminando con la nieve cayendo encima y era de agradecer un respiro.

El interior del refugio era muy frío y por un momento estuvimos tentados de encender la chimenea y calentarnos un poco pero cuando hubiéramos salido nuevamente el cambio de temperatura hubiera sido más brusco, así que nos limitamos a comer rápidamente en su interior. La verdad es que la gente que había pasado por allí lo había dejado bastante bien equipado para ser un refugio libre, habían latas para comer, leña, butano, antorchas, mantas, colchones y hasta un reloj para saber la hora, en caso de tiempo muy malo o tormenta fuerte sería una buena opción quedarse dentro. La verdad es que ya tenía hambre porque llevaba todo el día sin probar bocado, eso sí, los bocatas se habían quedado tiesos del frío que hacía, el Lute en cambio había ido picando por el camino algunas de sus barritas energéticas que llevaba, había que recuperar fuerzas.

Tras acabar de comer y de beber (el agua estaba heladísima, en la nevera de mi casa habría estado menos fría) nos dispusimos a seguir. De hecho el canal de aguas continúa unos 200 metros más hasta llegar a una pequeña presa de donde recoge el agua que viene del río Freser, pero nosotros ya continuamos tirando hacia abajo para enlazar con el camino que baja del refugio de Coma de Vaca. Al no ver el camino por estar todo totalmente tapado por la nieve acabamos casi pasando por encima de los árboles, queríamos perder altura como fuera hasta llegar al río del fondo del valle, la nieve había tapado por completo el rio y en más de una ocasión se nos hundió la bota hasta abajo y metimos el pie en el rio, menos mal que el Gore-tex de las botas cumplió bien su función.

En un momento llegamos a un pequeño y estrecho  puente que atraviesa el rio y ya comenzamos a descender, ahora el camino ya se veía mucho mejor ya que es una ruta muy transitada por los excursionistas que suben hasta el refugio, y que atraviesa una zona de bosque de pinos, el paisaje ya se había vuelto completamente blanco y el grosor de la nieve ya era considerable aunque no tuvimos la necesidad de utilizar la polainas.

A medida que íbamos perdiendo altura la nieve se acabó convirtiendo en lluvia, sobretodo por debajo de los 1.400 metros por lo que la última hora del recorrido la tuvimos que hacer bajo una lluvia persistente, aunque íbamos bien impermeabilizados no dejaba de ser molesta. Las rocas estaban completamente mojadas y en alguna ocasión tuvimos algún pequeño resbalón, había que ir con mucho cuidado.

Al llegar a un recodo del río encontramos a mano derecha el espectacular Salt del Grill, una cascada que se precipita unos 20 metros en vertical, el camino pasa muy cerca de donde cae la columna de agua atravesando un pequeño puente. Ahora ya sólo nos queda caminar unos 20 minutos más y enseguida llegamos a la central eléctrica de Daió, pasando por encima de un gran puente de madera que sorprendentemente todavía estaba cubierto de hielo y era muy resbaladizo.

Desde la central eléctrica ya sólo nos queda recorrer el tramo asfaltado que nos llevará hasta una curva muy cerrada de la carretera que sube a Queralbs desde Ribes de Freser, y ya desde allí continuar carretera arriba durante un kilómetro más hasta llegar de nuevo al parking, en esta última subida acabamos notando en las piernas el trote de toda la jornada, ya que en total hemos estado 8 horas y media caminando prácticamente sin parar. Al llegar al coche nos quitamos la ropa mojada y nos cambiamos, bueno, mejor dicho se cambia el Lute ya que él ha sido más previsor que yo y se ha traído ropa seca, yo sigo con la misma ropa que está algo húmeda.

Al bajar con el coche hacemos un último café en un bar de Ribes y comentamos la jornada de hoy, la verdad es que el hecho de que nos haya nevado le ha dado un plus de emoción a la excursión, creemos que ha sido mejor caminar sobre la nieve que sobre seco, ha convertido la ruta en más interesante de lo que era aún. El Lute me comenta que ya tiene pensada la próxima salida pero prefiere mantenerla de momento en secreto, a saber  donde me llevará…

�lbums de Fotos relacionados:

• CANAL DE AGUAS DEL FRESER